Este domingo se publica en prensa que el gobierno no tiene dinero para la subvención de tratamientos antitabaco. El mayor camello de droga (si el tabaco es una droga muy dura y adictiva) que recauda 8000 millones de euros con la venta de tabaco bajo monopolio (recordemos que sólo se distribuye por estancos que son establecimientos con licencias estatales) se niega a cuidar la salud de sus ciudadanos alegando que no tiene 3500 millones de euros que costaría estos tratamientos.
El tratamiento combinado con fármacos, entre ellos parches, chicles y pastillas, y psicológico se ha demostrado eficaz para el abandono del tabaco. La nicotina es una de las drogas más adictivas que existe ya que en pocos segundos tras inhalar una calada va al cerebro donde se capta por receptores neuronales, lo que hace que el fumador necesite su dosis diaria. Todo esto no lo digo yo, es algo comprobado científicamente.
Por todo ellos, tras la ley antitabaco que nos tiene a media España pasando frío en la puertas de los bares, el estado ha abandonado a los fumadores. De ellos saca un pastón haciendo de camello único, pero por otra parte los abandona a su suerte y en su enfermedad (el tabaquismo es una enfermedad reconocida).
Mal vamos si el estado, que tiene que velar por la salud de sus ciudadanos, abandona sus responsabilidades mirando para otro lado y utilizando drogas para recaudar fondos.